ANECDOTA LABORAL

El otro día, en el trabajo, descubrí que la maquina de troquelar no terminaba de funcionar como yo quería, así que se lo comenté al jefe, y este me dijo, que con mucho cuidado, bajara y conversara acerca de la página con el señor este, así que cogí el reproductor para poder probar el cubierto trasero, lo cual no sirvió de nada, porque Giuseppe, el día anterior había retirado todo lo necesario. ¿Que hice entonces?, claro, no tuve mas remedio que introducirlo hasta la cavidad central del extremo sur. Antes de nada, hay que dejar claro que aquel día estaba nublado, que si no lo digo, no vais a entender nada. Cuando salió del espacio que había dejado para la caída del tornero, la cosa siguió sin funcionar, así que perdí la calma, y grité "Joé Yufina, no te rías que estas moviendo la cama", a lo cual me respondieron con un sonoro aplauso, porque había que reconocer que la chiguita y aburría con tanto subir y bajar al vestuario mientras los demás no parábamos de pensar en la solución definitiva al problema que nos acuciaba. Total que al final tuvo que venir el delegado de la zona norte para ver por si mismo que aquello no podía seguir así, y nos dijo que dejáramos tranquilo el motor del plato succionador y que por lo demás no nos preocupáramos que las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado estaban en camino, y acto seguido llamó a su primo, que había quedado con el para jugar al squash. Y así nos quedamos, con la que estaba callendo. Total, que hasta que no vino el hijo, no nos pudimos marchar.