Casi trece años más tarde, ha ocurrido, y los seguidores de la serie se han revolucionado tanto en los foros que me veo obligada a expresar mi opinión acerca de lo sucedido como si de un problema familiar propio se tratase. Y creo, que aquí es dónde está la clave para entender la indignación popular. Cualquier espectador de la serie (al no ser que seas un niño salvaje criado por lobas) identifica a los Alcántara con su propia familia en mayor o menor medida. En mi caso concreto, a veces pienso que un guionista visionario se afincó en mi pueblo desde el anonimato y lo tomó todo como referencia para la serie. Si bien es cierto, siempre me he identificado más con la vida en Sagrillas que con la vida en San Genaro, aún teniendo lavadora en casa.
A lo largo de todo este tiempo hemos ido creciendo con la serie, y con sus personajes, aceptando incluso que algunos cambiaran de rostro, que otros desaparecieran sin más, pero al parecer esto ha sido ir demasiado lejos, España no está preparada para aceptar una traición en el matrimonio más consolidado de la televisión.
Mentiría si dijera que no recé hasta el último momento para que Antonio no subiera a aquella habitación, pero mentiría también si dijera que no comprendo las causas que le llevaron a hacerlo. No busco justificarle, así como tampoco voy a poner el grito en el cielo por algo que no hace más que humanizar aún más a unos personajes que precisamente siempre se han caracterizado por eso, por ser tan humanos como el resto de los mortales, no tanto su trayectoria vital, que a menudo es rocambolesca hasta asustar, claro.
Lo que vengo a decir, perdón, lo que necesito decir, es que no voy a juzgar a unos guionistas (no vayamos a perder la perspectiva de la ficción del asunto) que intentan evitar la monotonía de la que tanto nos hemos quejado los seguidores en temporadas anteriores.
No voy a entrar a valorar si la infidelidad era habitual o no en la época, si Mercedes descuidó sus labores como esposa (que conste que esta expresión me chirría a mi también) o si el macho alpha que Antonio lleva en su interior le impide negar sexo a cualquier mujer que se lo demande (aún no se ha resuelto el misterio de si hubo cópula en aquel viaje a Bilbao o no), las causas me dan igual, no tanto las consecuencias que esto tenga en el argumento de la serie.
Me gustaría ver por primera vez, a una Merche que no se resigna ante las continuas meteduras de pata de su marido. Cuento con la reconciliciación, pero me gustaría contar también con una Merche que empiece a ver más allá de su esposo, que esto sirva para que la entregadísima madre y esposa sea también mujer y empiece a tener tramas sin compartir plano.
Aunque la infidelidad no entrara en mis esquemas de esta pareja, he de admitir que por primera vez en mucho tiempo tengo ganas de saber no qué va a pasar si no cómo se va a desarrollar la temporada y sólo por volver a tener esta sensación con una serie que últimamente sólo veía por lo que había sido y no por lo que era realmente, doy la trama por válida, justa y necesaria.
Poco más que añadir, sólo aprovechar la plataforma que @hombredeviento tan amablemente me ha ofrecido para sugerirle a los guionistas que hagan algo con Doña Herminia, una demencia o una muerte muy dramática, que esa mujer todo el día metiéndose Por medio no hace ningún bien al matrimonio Alcántara. Así como agradecerle al dueño de este blog la posibilidad que me ha dado de utilizar su espacio para contaros cosas que seguramente sólo a mi me importen (aunque me haya obligado a hacerme una cuenta rarísima que no he hecho mientras suscribo estas palabras pero que si habré hecho cuando usted, joven lector, las lea).
Larga vida a los guionistas de Cuéntame. He dicho.
#TeamImanol